LA CONSPIRACIÓN, SEGÚN SALGADO

En el manual de uso de toda conspiración, sin duda debe haber un espacio muy destacado para las rocambolescas apreciaciones del excelentísimo Ricardo Salgado, ministro de Planificación del gobierno refundidor, que muy probablemente es y seguirá siendo el menos planificador de toda la historia catracha.

Utilizando su cuenta de X, dejó entrever el funcionario que tanto los apagones, como los incendios y hasta el infernal calor de estos días son cosa de la “derecha cobarde”, que representa a la “élite” inescrupulosa del país, cuyo objetivo único y primordial es zancadillar el sublime e impecable accionar de un gobierno refundidor que, según él y los suyos, que tristemente son muchos, es incapaz de romper un solo plato.

Por tal razón pidió al pueblo, con la sapiencia propia de una vaca intelectual de su calaña, estar ojo al Cristo en caso de que toque “defenderse” de tan “miserable” conducta, pues considera el señor que de esas élites provienen todos los males habidos y por haber, y que, ante eso, su gobierno y el pueblo son poco más que títeres que bailan a merced de tan malvados personajes.

Ya hay que tener la cabeza bastante retorcida para salir con semejante majadería, y más retorcida aún para darla por cierta. Que, llegados a este punto, no se sabe exactamente en qué lugar está Salgado, pues ante la inverosimilitud de sus teorías siempre hay espacio para creer que simplemente lo hace por rebane o para pasar el rato regodeándose en todo el “hate” que le dedican.

Pero bueno, esa ya es cosa suya. Aunque lo que dice como alto funcionario es un asunto que atañe a todos, pues vemos en su comportamiento la peor manera de derrochar tributos, que contrario a lo que dice Mel sí parecen ser abundantes, tanto así que nos permitimos el lujo que mantener bien remunerada su estupidez.

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