ATIC LE CAE AL POLLO
Había estado quietecito el Pollo Contreras desde que le empezaron a destapar los chanchullos que dizque tiene montados junto con un tal Josué David Fajardo Hernández, que por esas cosas de la vida es tío de su yerno Steve Fajardo, a quien el alcalde tiene enchambado como asesor en la muni, donde luego de tantos días de cacareo por fin cayeron los de la ATIC a contarle las plumas.
Son 40 y pico de milloncitos los que le habría aflojado el edil a su pariente político por medio de 31 contratos, 27 de ellos de “compadre hablado” y adjudicados a una empresita piruja de nombre es CONCOH y de la cual este último es socio. Una movida que inició en agosto de 2022; es decir, apenas ocho meses después desde que el Pollo agarró la guayaba comunal.
Y la investigación de la ATIC tiene que ver, precisamente, con la manera en cómo el Pollo habría adjudicado los contratos, pues da la casualidad que el monto de cada uno de ellos no supera el millón de pesos, aunque superiores a los 900 mil, por lo que se habrían ahorrado pasarlos previamente por el tedioso proceso de licitación, como manda la ley en esos casos.
Los dizque amañados contratos se supone que fueron dados a la empresa de los Fajardo para mejorar la red vial pavimentada y no pavimentada de la ciudad, aunque ni para eso como que disimularon, porque parte de las plumas que les anda contando la ATIC tiene que ver con la dudosa calidad de los mismos.
Pero es el Pollo un hombre cuya fortaleza está en su pico, el cual abrió para justificar con sarcasmo la visita de los investigadores, a los que invitó las veces que quieran, pues asegura no tener nada que esconder. Aunque por menos que eso se voló Callejas media vida en los tribunales, de donde siempre salió airoso pese a que nadie nunca se tragó sus casacas.
Atribuyó el edil el macaneo a intereses políticos de quienes, según él, solo quieren arrebatarle la guayaba, por lo que aprovechó para anunciar sus intenciones de aventarse de nuevo como precandidato, retando a sus contrarios a plantarle cara, ya que seguro dice estar de sus opciones para sonarles las tapas.
Aunque es el suyo un cacareo que se entiende más como que anda “cacahuate”, y nada de malo sería que lo reconociera, pues por mucho que crea tener bajo control el corral, no le debe resultar sencillo sentir los pasos de animal grande que lo andan merodeando desde todos los frentes que mantiene abiertos.