JOYA GRANDE PEGÓ EL PORRAZO

Tocó meterle candado a Joya Grande, el otrora magnífico zoológico que la dichosa OABI fue dejando agonizar de a poquito hasta que finalmente pegó el porrazo. De un día para otro los empleados salieron anunciando el cierre, porque los delegados del gobierno refundacional siguen sin reportarse con el pago de sus sueldos.

Una práctica triste y penosamente común, que consecuentemente condena a la desgracia a los que menos lo merecen: los pobres animales, que al no recibir comida de sus cuidadores les toca deambular de un lado para otro arrastrando el esqueleto, como almas en pena.

Porque para el derroche propagandístico sí que tienen billete, mas no así para ponerse al día con el pago a los empleados, que, al verse imposibilitados de no poder seguir viviendo del aire, les tocó decorar con carteles de cobranza la entrada al recinto.

Son muchos los que se preguntan qué pecado estarán pagando con semejante sarta de incompetentes al mando del asunto, pues el del zoológico es un lío no de ahora sino de mucho antes, por lo que sería el colmo que los refundidores aleguen desconocer la causa.

Pero lo de ahora, que parece ser ya definitivo, no es más que la cereza del pastel, porque desde que los actuales cerebritos de la OABI se hicieron cargo de tamal, el hambre que los animales aguantan, que es perra e inclemente, ha ido dándoles de baja uno a uno y poquito a poco.

A ver entonces con qué genialidad salen a justificar su ineptitud, que tampoco agarra a nadie por sorpresa, pues de momento ni siquiera se han atrevido a salir a dar la cara, que para la paja que seguramente meterán, más bien se agradece el gesto.

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