REDONDO, CÍNICO Y DESCARADO

Ahora es que al pando de Luis Redondo le agarró la loquera de andar dando lecciones de moralidad, como si fuese él un ejemplo de lo bueno o una voz autorizada para sermonear impúnemente, vestido con el disfraz del resentimiento que le genera el hecho de que la prensa no le deje pasar una sola de sus mandracadas.

Con motivo de la conmemoración del Día de la Libertad de Prensa, vio el conserje de LIBRE la oportunidad de arremangarse la camisa para atizar a los periodistas catrachos, instándolos a “no enriquecerse a expensas de otros”; un curioso consejo viniendo de quien se ha dedicado sistemáticamente a saquear las arcas legislativas para enriquecer a puros bonos a sus compinches parlamentarios a cambio de ganarse su favor.

Porque hay que tener valor de salir con tal barrabasada teniendo semejante cola que le pisen, fingiendo que nada turbio se mueve a su alrededor cuando ni siquiera se molesta en disimular sus chanchullos, que son de dominio público gracias, precisamente, a una prensa que se ha convertido en el único mecanismo que lo obliga a rendir cuentas.

Y es que su cinismo es ya merecedor del título de campeón, pues aunque la evidencia le rompa la jeta con una piedra sigue el hombre cerrado en banda, creyéndose la ovejita inocentona de la manada, cuando a todas luces tiene más mañas que un rapiditero en contravía.

Pero será que piensa el conserje que la libertad de prensa debe consistir en redirle pleitesía por su condición de enchufado en un gobierno que le ampara y le avala sus movidas chuecas con tal de mantenerlo sumiso y a disposición de las órdenes que emanan de Casa de Gobierno, condición que sí aplica para aquello de “vivir a expensas de otros”.

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