PROCRASTINACIÓN JUDICIAL

 

Sigue el melodrama judicial, en la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, que ha alcanzado nuevos niveles de inactividad.

En esta saga de desenlaces postergados, los protagonistas de la Sala de lo Constitucional han pedido a su compañero Wagner Vallecillo que, por el bien de la procrastinación colectiva, se abstenga de convocar a sesiones.

¿Por qué apresurarse cuando la procrastinación es un arte que se cultiva con tanto esmero en la CSJ?

Los magistrados Luis Fernando Padilla, Isbela Bustillo y Francisca Villela Zavala, con sus capas judiciales ondeando al viento de la inacción, han redactado una nota oficial dirigida a Vallecillo, recordándole que, en este escenario de pereza procesal, no hay espacio para la precipitación.

La carta, redactada con tinta de trote burocrático, explica que mientras el tema de la nominación de Vallecillo para la presidencia de la Sala de lo Constitucional no pase por el filtro del pleno de magistrados, es mejor mantenerse en un estado de letargo judicial, como un oso en hibernación.

Recordando los momentos dorados de la burocracia, donde la palabra ‘acción’ era una mera sugerencia, los magistrados insisten en que la jerarquía de las salas se mantenga intacta.

Los magistrados finalmente dejaron claro que solo asistirán a la sesión de la Sala de lo Constitucional cuando el cielo se abra y una resolución celestial descienda de la Corte Suprema de Justicia. Mientras tanto, la procrastinación reina suprema en la tierra de la justicia, mientras todos los recursos pueden seguir esperando.

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