CELAC DESAUTORIZA A XIOMARA
Lo de no meterse en camisa de once varas sin saber lo grande o apretada que puede quedar, habrá que explicárselo con piedritas a la presidenta Xiomara Castro, que desde que le cayó la presidencia de la Celac anda saludando y opinando con sombrero ajeno, como si aquello fuese una extensión del circo que tiene montado en Casa Presidencial.
Diez de los miembros de ese organismo intergubernamental le mandaron a decir que le baje tres rayitas al volumen, pues no es la Celac una vitrina donde puede ella exhibir sus prejuicios, así que cuando se le vuelva a ocurrir abrir las tapas, lo primero que tiene que hacer es pedir permiso, como enseñan en la escuela.
El jalón de orejas vino a razón de la metida de pata de la presidenta respecto a la felicitación que dio a Putin por su inmaculada lección de autocracia en los comicios rusos, precedida por su postura respecto al cagadal montado en Haití y la guerra entre Israel y los chicos malos de Hamás, a los que la doña ha hecho malabares para evitar llamarlos por lo que son: unos terroristas.
Habló la señora de esos tres asuntillos en nombre del organismo al que ahora representa y que se vio obligado a mandarla callar, pues parece que no cuenta ella en su gobierno con una mente medianamente pensante que le enseñe las diferencias elementales entre el agua y el aceite.
Así que la próxima vez que a la presidenta se le ocurra desahogarse en Twitter, tendrá que conformarse con hacerlo a nombre propio, o de la refundición, o de su marido, o de quien le dé la gana excepto de la Celac, que no fue creado para verter su ideología