Un gran circo romano
Esto ya se volvió changoneta. La elección del Fiscal General y Fiscal Adjunto, ya se volvió una gran circo romano, usado por los poderes políticos para entretener y para generar distracción.
Los diputados, llamados “títeres” por ellos mismos, no pueden ni negociar ni decidir, son los dueños de los partidos políticos quienes toman decisiones y dan órdenes.
En este proceso, los parlamentarios sólo son tontos útiles, que se pueden usar de mandaderos, con el riesgo que hagan mal el mandado.
Todavía no hay humo blanco saliendo de la chimenea del palacio legislativo, ni lo va a haber en las próximas semanas. Porque no es ahí donde se realizan las verdaderas negociaciones.