LIBRE Y SU CACERÍA DE AMBICIONES Y PADRINOS

Sin miedo a que le saquen carrera otra vez. La directora del Consejo Nacional Anticorrupción, Gabriela Castellanos, en un artículo de su pluma y mano criticó las candidaturas prematuras en el partido oficialista: “ni la mitad del mandato presidencial ha cumplido la señora Castro y ya saltaron por los aires los precandidatos oficialistas y opositores para sustituirla”.

Igual que otros ilustres, también cuestionó las prácticas antidemocráticas en Libre, a quien comparó con un nido de víboras y otras alimañas; “cuando les conviene, alegan que la democracia es un sistema político que se basa en la participación ciudadana, la representación de los intereses colectivos y el respeto a los derechos humanos. Maravilloso concepto que adorna los discursos, pero detrás de esa pantalla sabemos que no es más que ir por la liebre en una cacería de ambiciones y padrinos como guías de la caza mayor, en una jungla atestada de serpientes, tigres, lobos, camaleones y buitres”.

Teniendo como referencia al gobierno de Libre, Castellanos cuestionó la capacidad de algunos precandidatos a quienes llamó “cazasueños” que aspiran a ocupar cargos públicos sin tener la experiencia, la preparación y el compromiso necesarios para ejercerlos. Todas las candidaturas políticas prematuras son alimentadas por diversas causas: el oportunismo, el populismo, el clientelismo, el nepotismo o el caudillismo. Apuros electoreros que socavan la calidad de la democracia, generando desconfianza, desinformación, polarización y corrupción. Además, impiden el desarrollo de una cultura política madura, que valore el debate, el consenso y la rendición de cuentas.

Sobre el lanzamiento de precandidaturas oficialistas ligadas al gobierno que no ha hecho nada en dos años de su mandato, cuestionó: “no se trata de lanzar candidatos políticos por “turnos”, sino de elegir líderes que representen los valores democráticos, que sepan dialogar y consensuar, que tengan capacidad de gestión y de adaptación al cambio. No se trata de perpetuar el nuevo bipartidismo, sino de abrir el espectro político a nuevas opciones que reflejen la pluralidad y la diversidad de una Honduras llena de aspiraciones, no de aspirantes”.

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