ESTE ES EL AÑO DE LA ESPERANZA O DE MENTIRAS ELECTORALES
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, con su característico aire solemne, pidió a los hondureños que no se quedaran en casa viendo telenovelas o revisando memes durante las elecciones primarias y generales de 2025. Según él, dejarle el destino del país solo a los políticos es casi como darles las llaves del gallinero a los zorros.
“Hay que participar porque la indiferencia es corresponsabilidad con el mal”, dijo, recordándonos que, si no votamos, estamos prácticamente dándoles un cheque en blanco a quienes se especializan en promesas vacías y eslóganes reciclados.
El cardenal también aprovechó para recordarnos que 2025 es un año santo y jubilar, lo que al parecer es una buena excusa para caminar en la esperanza… aunque caminar entre propaganda electoral y jingles de campaña sea más un ejercicio de paciencia que de fe.
“No es un proceso que debemos dejar simplemente en manos de aquellos que se llaman a sí mismos los políticos”, advirtió. Y es que, según él, participar en democracia no es solo un derecho, sino casi un acto de resistencia contra el monopolio del cinismo en la política.
Sin pelos en la lengua, el cardenal calificó este 2025 como “un año político”, lo que en el diccionario hondureño significa un año de mentiras, gasto en propaganda sin sentido y promesas que tienen la misma duración que un meme viral. Pero, optimista como pocos, nos invita a creer que este podría ser un año de “propuestas para construir un mejor país”. Eso sí, aclaró que esto no es tarea de un grupito en el poder, sino de todos.
Rodríguez también lanzó un dardo a los indiferentes: “El que no participa se asocia a aquellos que pueden ser corruptos”. Así que ya sabe, si decide no votar, no se queje después cuando las autoridades electas terminen siendo la versión política de un mal reality show.
Con las primarias a la vuelta de la esquina el 9 de marzo y las generales en noviembre, el cardenal nos dejó un mensaje claro: si quiere cambios, póngase en contacto con las pilas. Y si no, al menos recuerde que la indiferencia no se exonera ni en el confesionario.