SOCIEDAD DE MAL EN PEOR
Saque usted la cuenta de lo hecha leña que está la sociedad catracha actual para que una doña decida, con toda la mala intención del mundo, quemarle las manos a su hijita de tres años, sin detenerse en sus embestidas pese a los gritos desgarradores de la pequeña, implorando clemencia.
Ocurrió en el sur, allá por Marcovia, donde todo se supo gracias a uno de esos videos que se viralizan como el Covid, lo que forzó a los de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) a meter la nariz en el asunto, rescatando no solo a la niña sino también a su hermanita, por si las moscas.
La desalmada doña, identificada como Darlyn Pérez, no contenta con propinarle quemaduras con fósforo en las manos a la copotilla, también la agarró a pescozadas sin razón aparente, por lo que la condena que le claven debería ser ejemplar y sin mirar para los lados.
El video en cuestión, aberrante y desgarrador como pocos, deja sin embargo una reflexión en el aire, pues no hay manera humanamente posible de entender el proceder de una madre hacia su vástaga, indefensa como bien lo sabe, y a la que aún así se le dejó ir con todo, como si se tratase de su enemiga y no del fruto de su vientre.
Y es que el suyo es solo un caso de tantos, como el que salpicó semanas atrás a otra doña en otro punto del país, actuando bestialmente similar sin tener ninguna justificación más que el de ser un ser humano despreciable, que si así actúa con su hijo no digamos con el resto