DISCURSOS Y LÁGRIMAS EN INAUGURACIÓN “COLECTIVO ISIS OBED MURILLO”
En un acto que combina emoción, retórica política y las ya tradicionales lágrimas de nuestra presidenta, Xiomara Castro, se inauguró el Centro Integral “Colectivo Isis Obed Murillo”.
Con voz entrecortada, claro está, porque las palabras fluyen mejor cuando se cargan de drama, la mandataria destacó que este espacio cambiará la vida de la juventud capitalina.
Este “modelo ejemplar” –como ella misma lo calificó– promete ser la solución mágica para los problemas de la niñez y juventud, ofreciendo todo, desde canchas deportivas hasta talleres artísticos y una biblioteca. Porque, al parecer, con un balón y un pincel, se pueden pintar mejores futuros y goles al sistema.
Los pegatex de siempre
La presidenta no estuvo sola. Como buenos protagonistas secundarios en esta telenovela nacional, estuvieron presentes el secretario privado Héctor Zelaya y su hermana, la diputada Xiomara “Pichu” Zelaya, impulsora del proyecto. No faltó, por supuesto, el alcalde Jorge Aldana, siempre listo para cualquier foto grupal, y los padres del joven mártir Isy Obed Murillo, cuya memoria ahora se inmortaliza en concreto y discursos y el constructor de canchas y hermano de la super poderosa Rixi Moncada, el flamante Mario Moncada.
Un discurso entre lágrimas y anécdotas
La presidenta aprovechó la ocasión para recordar con nostalgia los días del golpe de Estado de 2009, cuando la madre de Isy Obed, en su dolor, le pidió permiso para enterrar a su hijo. Además, Castro dejó claro que el centro será una especie de máquina del tiempo, donde los niños podrán descubrir “quiénes somos” y “de dónde venimos”. Porque, nuestras “raíces hondureñas” son importantes y por eso se hace un edificio de 44,3 millones de lempiras financiado en plena crisis económica.
Presupuestos y promesas
La presidenta cerró con un llamado a los diputados opositores para aprobar el presupuesto de 2025, insistiendo en que los impuestos “no son ilusiones” y que el pueblo debe ver las obras. Aunque, para muchos, lo único tangible sigue siendo el precio del combustible y la canasta básica.
En fin, un evento cargado de emociones y promesas donde, una vez más, la esperanza y el drama se mezclaron para recordarnos que en Honduras la política siempre encuentra la manera de reinventarse… aunque sea entre lágrimas.
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