RAMIRO MUÑOZ: DE LA PMOP AL RINCÓN PENITENCIARIO

En un movimiento que ni el ajedrez hondureño se atrevería a imaginar, el recién ascendido general de brigada Ramiro Muñoz fue removido como comandante de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), dejando el cargo con la misma pompa con la que se recibe un despido verbal. Ahora, su trinchera será exclusivamente el Instituto Nacional Penitenciario (INP), ese lugar que ni Netflix se atreve a dramatizar.

El coronel Melvin Edgardo Flores Núñez, en cambio, fue el afortunado ganador de esta rifa castrense y asumirá el mando de la PMOP, esa entidad que algunos llaman la “cuarta rama” de las Fuerzas Armadas, pero que a veces parece más un club exclusivo para prácticas de desfile.

Sobre su salida, Muñoz dijo que espera que este cambio sea solo “por rotaciones normales” y no por algún motivo oscuro. Porque en Honduras, los cambios en los altos mandos siempre son tan transparentes como un vaso de agua en un huracán.

“Que me diga algún narcotraficante si me presté a algo ilícito”, declaró con orgullo, mientras nosotros nos preguntamos si algún capo de la región tendría el descaro de levantar la mano. Además, aseguró que no hizo favores a ninguna organización criminal, porque, al parecer, aclarar lo obvio es ahora parte del protocolo militar.

Lo curioso de este desenlace es que, al salir de la PMOP, Muñoz queda automáticamente excluido de la Junta de comandantes, lo que lo deja fuera de la carrera por la Jefatura del Estado Mayor Conjunto. ¿Casualidad o jugada maestra? Eso lo decidirán los teóricos de la conspiración con más tiempo libre que las autoridades para resolver crímenes.

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