EXPORTANDO HONDUREÑOS EN MASA
Honduras, ese pintoresco rincón del mundo que combina playas paradisíacas con índices de migración que harían sonrojar a cualquier geógrafo, vuelve a ser el epicentro de análisis en el Día Internacional del Migrante.
En esta ocasión, la coordinadora de la Defensoría de Movilidad Humana del Conadeh, Elsy Reyes, levantó la voz para advertirnos que en el 2025 el tablero migratorio dará un giro tan brusco que los países de Centro y Suramérica tendrán que prepararse como si enfrentaran un exilio masivo.
Con estadísticas en mano, Reyes compartió datos que hacen que cualquier hondureño piense dos veces antes de comprar un boleto de ida hacia el norte. Según cifras oficiales, entre enero y octubre del 2024, más de 341,737 personas emprendieron camino.
Migración en reversa: El fenómeno de la deportación masiva
Mientras tanto, los hondureños no se quedan atrás, pero en sentido contrario. Las alarmas se encienden con la revelación de que más de 261,651 compatriotas tienen órdenes de deportación en los Estados Unidos. Sí, al parecer hemos ganado el trofeo de oro en este ranking, seguidos de cerca por nuestros colegas guatemaltecos y mexicanos. Para 2025, Reyes no descarta que los permisos humanitarios actuales se evaporen más rápido que las promesas electorales, desatando una lluvia de deportaciones tan densa que haría palidecer cualquier tormenta tropical.
De los 31,398 hondureños deportados y retornados hasta octubre de este año, la mayoría provienen de Estados Unidos. Pero no discriminamos: también recibimos compatriotas de Guatemala, México y hasta de España, porque el sueño europeo también tiene sus límites. En su retorno, unos 16,626 hombres, 6,040 mujeres, 4,864 niños y 3,863 niñas se enfrentan al desafío titánico de reinsertarse en un país que, en el mejor de los casos, les ofrece nostalgia y tortillas calientes.
¿Será que el 2025 marque el fin de la travesía o el inicio de una nueva odisea? Reyes advierte que las nuevas políticas migratorias no solo afectarán a los recién llegados, sino también a quienes ya han construido su vida al norte del río Bravo. Porque, ¿qué sería de Honduras sin sus héroes migrantes? Bueno, un país con menos remesas, pero con muchas más historias de retorno forzado.
Mientras tanto, en Tegucigalpa, seguimos perfeccionando la logística para que el tránsito migrante sea fluido y, si es posible, incluyan una foto con la bandera hondureña como recuerdo. Después de todo, si algo sabemos hacer, es sobrevivir a las curvas del destino… y de las fronteras.