CONDENA UNÁNIME AL ATENTADO #ABRAZOSPARAALDANA
En un inusual despliegue de unidad política, los principales actores del escenario hondureño se alinearon en un coro de indignación y solidaridad tras el atentado sufrido por el alcalde de Tegucigalpa, Jorge Aldana. Eso sí, cada uno con su propio estilo, más cercano a un concurso de “quién redacta mejor el mensaje genérico” que a una verdadera respuesta al problema de fondo.
La ministra de las Culturas, Annarella Vélez, arrancó con un comunicado digno de un libro de autoayuda: “Este acto de violencia no solo atenta contra la integridad de un líder comprometido, sino que también envía un mensaje claro desde aquellos que se oponen al progreso y al desarrollo que nuestra ciudad tanto necesita”. Poético.
Por su parte, Edmundo Orellana, exministro de Transparencia, no perdió la oportunidad de diagnosticar lo obvio: “Si el alcalde sufre dos atentados en un solo recorrido y nadie sabe nada, la situación de la seguridad es alarmante” . Gracias doctor Seguridad Pública.
El canciller Eduardo Enrique Reina optó por la línea “cálida y amistosa”: “Estimado Jorge, nuestra solidaridad y condenamos enérgicamente todo tipo de violencia. Un abrazo” . Nada dice “preocupación genuina” como un abrazo virtual.
El subgerente de Hondutel, Gabriel Bonilla, decidió combinar religión y hashtags emocionales: “¡Gloria a Dios nuestro alcalde está bien!” , exigiendo al mismo tiempo a las autoridades que esclarezcan el caso. Porque claro, pedir milagros y justicia al mismo tiempo nunca falla.
El político liberal Eduardo Martell, siempre diplomático, calificó el ataque como “inaceptable desde cualquier óptica de la convivencia democrática” . Pero tranquilos, que la “convivencia democrática” en Honduras está más intacta que nunca, ¿verdad?
Por supuesto, el presidente del Partido Nacional, David Chávez, apareció para recordar que todavía existe: “A pesar de nuestras diferencias políticas, condenamos firmemente cualquier intento de quitarle la vida al alcalde” . Porque si algo sabe Chávez, es cómo aprovechar el momento para sonar conciliador mientras desempaca maletas en su regreso del exilio.
Y como no podía faltar el toque emocional, el propio alcalde Jorge Aldana cerró con broche de oro: “Agradezco a todos por sus mensajes, gracias a Dios el equipo que me acompañaba y yo, estamos bien” . Un mensaje breve que, aunque sincero, no aporta mucho frente a un sistema de seguridad que sigue en jaque.
Al final, los hondureños quedan con la misma pregunta: ¿serán estos comunicados un reflejo de unidad o solo un ejercicio de redacción para la galería? La respuesta, seguramente, se diluirá en la próxima noticia de impacto.
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