CAÍDA DE AL-ASSAD REPRESENTA GOLPE PARA IRÁN

Irán, enfrentándose a un panorama de seguridad alterado, observa cómo su influencia en Oriente Medio se derrumba tras la destitución de Bashar al-Assad como presidente de Siria, debilitando su estrategia de defensa nacional. La salida de Assad, pieza clave en el denominado “eje de resistencia” de Teherán, se convirtió en un golpe significativo, especialmente en un momento en que el presidente electo Donald Trump promete aumentar la presión sobre Irán. La caída de Assad es vista por Ali Vaez del International Crisis Group como la destrucción de la última línea de defensa iraní.

Con la salida de Asad, Irán pierde el único Estado aliado que le garantizaba acceso terrestre a Hezbollah, su poderoso aliado no estatal en Líbano. Este cambio ocurre en un contexto donde Israel ha devastado a Hamás, su principal aliado palestino, desde un ataque inicial el 7 de octubre del año pasado. A partir de septiembre, Israel incrementó su ofensiva, resultando en la eliminación de la mayoría de los líderes de Hezbolá, obligando a sus comandantes restantes a esconderse.

El sentimiento de desventaja incrementa para Irán, contrastando con la oportunidad surgida tras la invasión estadounidense de Irak en 2003. Aunque esta situación anterior permitió a Irán expandir su influencia, la pérdida de Assad representa un retroceso, según recoge el artículo original.

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