MINISTRO SPONDA VUELVE A METER LAS PATAS
No había terminado Daniel Sponda de reponerse de la vacilada que le pegaron por haber dicho semanas atrás, durante las tormentas, que el caudal de los ríos en Choluteca y Valle, en el sur, se precipitaría hasta la capirucha, en el centro del país, pese a que la lógica, la física y hasta la geografía misma indican que es al revés, cuando el ministro de Educación ha vuelto a meter las patas, equivocándose al escribir el apellido de Francisco Morazán “Quesada”, con la letra ese y no con la zeta.
Lo hizo no en un lapsus de esos que a cualquiera le pueden pasar, ni siquiera en una entrevista, donde es muy normal errar, sino escribiéndolo en la mismísima circular que giró, con nombre y firma, a las 18 direcciones departamentales de Educación, a las que instruyó para bautizar con el nombre del prócer la promoción del año académico 2024-2025. Casi nada.
“En el uso de las facultades delegadas y en aplicación del artículo 63 numeral 8 de la Ley General de la Administración Pública, acuerda: Designar con el nombre de José Francisco Morazán Quesada la promoción del año académico 2024-2025 para los niveles de educación prebásico, básico y media”, reza la vergonzante misiva.
El planchón, imperdonable e injustificable para cualquier alto funcionario, sobre todo si se trata de un ministro de Educación, pone de relieve la triste realidad del sistema educativo catracho, donde muchos de los egresados acaban pegando el porrazo en el sistema educativo superior, donde la PAA no es tan benévola como los ‘tíchers’ de la escuela o el colegio.
Unos ‘tíchers’ que, muchas veces, son extensiones de ese círculo de decadencia y precariedad del sistema, pues son los encargados de enseñar pese a que ellos llegaron mal enseñados a sus puestos, desde donde ahora, además, tienen la responsabilidad de educar mediante la “Cátedra Morazánica”, inspirada en un prócer que debe estar retorciéndose en su tumba al ver que sus descendientes ni siquiera saben escribir bien su nombre.