NI LOS PERROS SE SALVAN EN ESTADO DE EXCEPCIÓN

Adentrados ya en la décimo séptima edición del infinitamente renovado estado de excepción, al menos una cosa queda evidenciada: que en la refundida Honduras no están a salvo ni los perros. Y si eso pasa con ellos, imagínese con la gente de a pie, que cuando sale a la calle lo hace previo rezo de tres Padres Nuestros y un Ave María, porque la situación está ciertamente yuca.

Y eso es algo que parece tener bastante claro María Antonieta Mejía, la cachureca, que con palabras bastante similares se lo recordó al ministro Gustavo Sánchez, luego de que saliera el hombre como buen majadero, subiendo un video en donde se lo ve jugar con un perro, como para desviar la atención del populacho, que sigue enardecido por los balazos que le recetó un agente policial a un perrito allá en Choluteca.

Agente que, por cierto, ya quedó en libertad pese a la evidencia clara de su asesinato. Como para que venga Sánchez ahora a decirnos “Vamos bien”, frase que fijo se debe repetir ante el espejo cada mañana, para autoconvencerse de que no la está cagando. “Si hasta la lealtad de un perro es castigada con la muerte, ¿Qué nos espera a los ciudadanos?”, le recordó María Antonieta.

Porque en alusión al video del ministro también le recordó ella que “nada justifica la crueldad ni devuelve la confianza perdida”, retándolo a que suba “menos videos, más acción”, pues la realidad en las calles como que sigue siendo ajena al ministro y a sus patrones del Ejecutivo, que se jactan en todos lados de la reducción del índice de criminalidad y toda esa paja, cuando lo cierto es que a la calle ya no puede uno andar a gusto sin miedo a que lo doblen.

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