DEL TINGO AL TANGO PRESUPUESTO DE POLÍTICA LIMPIA

El presupuesto de la Unidad de Política Limpia (UPL) sigue viajando más que un mochilero sin rumbo fijo, entre el Congreso Nacional y el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Mientras tanto, el diputado del Partido Salvador de Honduras (PSH), Carlos Umaña, alza la voz, no para pedir un aumento de sueldo, sino para iniciar a que de una vez por todos se apruebe el dichoso presupuesto.

“Esperamos que sea leído en correspondencia, turnado a la comisión de dictamen y discutido y aprobado rápidamente la próxima semana. Mostremos que la clase política no quiere ser financiada por el crimen organizado y narcotraficantes”, escribió Umaña, casi suplicando como quien pide que le sirvan el postre primero.

Sin embargo, la historia parece de esas que nunca avanzan. El presupuesto de la UPL, también conocida como Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos (UFTF), sigue acumulando más devoluciones que una tienda en época de Navidad.

“Es preocupante, ya que se pierde prácticamente otra semana y las campañas políticas siguen sin fiscalización efectiva”, lamentó el diputado, claramente agotado de tanto esperar a que el Congreso se ponga las pilas.

La UPL, que tiene la noble misión de evitar que las campañas sean financiadas con billetes de dudosa procedencia, parece ser víctima de una trama burocrática. En un contexto donde las denuncias sobre nexos entre el crimen organizado y la política son más frecuentes que las lluvias en noviembre, uno pensaría que este presupuesto sería prioridad.

Pero no, el documento sigue bailando del tingo al tango, mientras los hondureños se preguntan si la transparencia llegará antes que las elecciones o si seguirá siendo una promesa tan esquiva como un tranvía en Tegucigalpa.

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