EL DESCARO NO TIENE LIMITES PARA RAFAEL ALEGRIA
El dirigente refundidor, Rafael Alegría, demostró una vez más que vive aún en la Edad de Piedra, pues para él, el conazo con que le rompieron la nariz a la cachureca Sara Zavala el lunes cuando llegaba a presentar planillas a los del CNE, solo fue “un hecho mínimo” y no hay razón para alarmarse.
Así, sin despeinarse, dejó claro el hombre que en su caso la inteligencia siempre va a estar reñida con su estupidez, pues a lo mejor esperaba que a la precandidata le bajaran la cabeza para, entonces sí, darse el lujo de asustarse.
Según Alegría, que con semejante manera de pensar no le rinde honores a su apellido, “no se puede considerar que marca una ruta de violencia en el proceso electoral, sino que fue un pequeño incidente”, minimizando sin tapujos lo que a todas luces pudo haber sido una desgracia aún mayor.
Con haber soltado semejante majadería, se entiende mejor que los colectivos refundidores, artífices del conazo asesino, infundan terror allá por donde van, pues saben que su dirigencia nunca tiene para ellos una reprimenda, por muy excesivo que sea su comportamiento.
Porque, además, se negó Rafa a señalarlos como los culpables, pese a que las imágenes hablan por sí solas, pues para él, “ni siquiera se puede determinar de dónde vino y quién lo realizó” el conazo, como para reafirmar su miseria interior.
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