CON CANCIONCITA Y TODO ENSALZAN A RIXI
Rixi, Rixi, nuestra Rixi, UN SUEÑO QUE SOÑAMOS JUNTOS DE LA MANO… le cantan al oído…
Al ritmo de una tonada de amor y promesas, Rixi Moncada, Rixi, se ha convertido en la musa de los funcionarios que le cantan al oído como si fuera el romance épico de una telenovela.
“Un sueño que soñamos todos”, repiten los fieles, mientras le soban la leva a la precandidata favorita, con la esperanza de que, si gana la guayaba, los puestos de privilegio y salarios de ensueño sigan fluyendo.
Porque, seamos sinceros, ¿Quién quiere volver al “pueblo-pueblo” cuando se tiene un sueldazo que no se ganaría ni en los mejores sueños de esos que tanto mencionan en sus discursos de “refundación”?
Claro, Rixi Moncada no escatima en sus credenciales de candidata “del pueblo”: que estudió en la escuela pública, que enseñó en rurales, y que es la voz de aquellos que sueñan con algo mejor. Sin embargo, los lujos que ahora disfruta parecen decir otra cosa, porque el salario de un buen socialista en Honduras no está muy en línea con el bolsillo del pueblo común.
Mientras tanto, los del equipo de la “refundación” siguen sentados en sus cómodas sillas, aplaudiendo y cantando como colegiales a la precandidata, que promete revolucionar un país donde, irónicamente, no muchos pueden permitirse sus gustos ni su estilo de vida.
Por supuesto, el encanto de Rixi va acompañado de la lealtad inquebrantable de figuras como el canciller, que bien cómodos y con la mirada casi soñadora, cantan cada verso de la canción de campaña. Porque a estos socialistas les encanta hablar del pueblo, pero ni de chiste pierden el viaje al “imperio” hasta para comprar sus mejores prendas, dicen unos por ahí que no escatiman en críticas. Así que aquí vamos, con cancioncita y todo, en la danza de los soñadores que, entre versos y privilegios
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