¿CON CUÁL PIE SE PARARÁ LA REFUNDACIÓN?
Si algo se les reconoce a los refundidores desde que agarraron la guayaba en 2022 es que su complejo antiimperialista no les ha cabido en el pecho, y vaya que lo han demostrado tirándole duro a la embajadora Dogu, con quien han mantenido una relación que más ha parecido una pelea de boxeo, acusándola de injerencista cada vez que ella habló, como si no tuviese el derecho de hacerlo, sin que eso suponga que no les tiemble el pulso cuando piden préstamos a Washington.
Pero ahora, lo que los amenaza viene muy en serio con el regreso de Trump. Y no cualquier Trump, sino uno que entre ceja y ceja tiene la idea de recuperar la grandeza de los gringos. Por tal razón, la disyuntiva que tienen los refundidores por delante parece muy clara: seguir con la cantaleta de su antiimperialismo, o mejor suavizar el tono sabiendo que la parapléjica economía catracha depende en gran medida de las remesas que llegan desde ese mismo imperio.
¿Qué son los 7 mil y pico de milloncitos de dólares enviados por la diáspora desde las tierras del Tío Sam durante los primeros nueve meses del año frente a ese ímpetu pseudo revolucionario de jactarse de ser un gobierno independiente de los gringos? Seguramente una minucia.
Y es que será la refundación todo lo insoportable que se pueda ser, pero tampoco son dundos, o al menos no tanto; pues saben perfectamente bien que más de la mitad de las dos que tres cositas que exportamos tienen como destino final el imperio al que tanto denigran, y casi el 45% de lo que importamos viene de allá mismo. Aunque eso no quiere decir que entre sus filas no haya motetudos que crean que lo esencial es dejarles claro a los del norte que Honduras es muy libre y muy soberana.
Por eso, a lo mejor es que los conocedores, en tono de recomendación no solicitada, sugieren que tal vez sea un buen momento, el más adecuado quizás, para dejar de lado su fachada pseudo antiimperialista y arroparse mejor con el pragmatismo de las relaciones internacionales de este tiempo. Aunque quién necesita pragmatismo cuando se puede ser rebelde con causa, pensarán algunos. Hay de todo en la viña del Señor.
Pero bueno, al populacho ya solo le queda cruzar los dedos y esperar. Pero ya que estamos hablando de pragmatismo, lo del tratado de extradición es un tema que viene al caso, pues en su afán de marcar territorio orinando en la esquina como un perro, Libre decidió prescindir de tan notable herramienta, clave en la lucha contra el narcotráfico.
Total, habrán pensado, si lo importante es evitar parecer sumisos, aunque eso deje a los gringos con mal sabor de boca y la mosca detrás de la oreja. Porque, claro, hay un pequeño detalle: con Trump en el poder, la paciencia no será el punto fuerte de la Casa Blanca. No hay muchas dudas de que cualquier inconveniente diplomático que se genere terminará con una rápida y tajante respuesta, porque eso de andar enfriando los problemas no es precisamente el estilo del presidente electo.
Entonces, ante el retorno de la versión más rígida de la política exterior del Tío Sam, el gobierno refundidor podría, en una jugada histórica, adoptar como bandera el pragmatismo del que tanto reniega y ponerse flojito y cooperando. Los expertos coinciden: con Trump sobre la mesa, el margen de maniobra será mínimo. Pero quién sabe, tal vez Xiomara y sus lacayos sigan apostando por el guion de la resistencia antiimperialista, aunque ello signifique arriesgar el futuro de un país que, quieran o no, sigue atado a la economía gringa.