CATRACHOS, CON UN OJO PUESTO EN LA USA
A escasas horas para que se abra la pesa en la USA, los catrachos de aquí y de allá andan sin despegarle el ojo a lo que pueda resultar de las urnas, conscientes todos ellos de que si los gringos estornudan, acá nos da neumonía.
Y el favoritismo de la mayoría como que se inclina para el lado de la balanza de Kamala, creyendo que a lo mejor ella resulte más dócil con la política migratoria, pese a que Biden y Obama, los últimos dos de su partido que agarraron la guayaba, han sido los que más han deportado.
Del otro lado aparece el chele Trump, con su tono más directo, el cual deja menos espacio para las interpretaciones, lo cual despierta entre muchos paisanos la llama de la incertidumbre al no saber por dónde les puede saltar el clavo si finalmente el suertudo es él.
En la USA, según los entendidos, viven más o menos 800 mil catrachos, la mayoría de ellos sin papeles. Pero como es cosa imposible contactar a una muestra significativa en tan poco tiempo, los de El Heraldo lo que hicieron fue hablar con sus líderes allá, quienes coincidieron en las preferencias por la demócrata.
“Los hondureños que no tienen un estatus legal están pensando en este camino; no quieren darle el voto a Trump porque de llegar este hombre a la presidencia se va a desatar una persecución anti emigrante en los primeros 100 días de su gobierno” les dijo un tal Marcos Velásquez, de la diáspora.
Y no precisamente porque confíen en Kamala, sino más bien porque desconfían de Donald, quien no se toca el alma a la hora de prometer deportaciones masivas, despertando entre la catrachada de allá un temor más que comprensible.
Y es que ya se sabe que son ellos los que, en gran medida, sostienen la tatareta economía nacional a falta de políticas o de políticos serios y capaces de implementarlas, por lo que un hipotético regreso forzado a su terruño supondría el acabose para muchas familias.
En definitiva, y muy a pesar de la creencia generalizada, el asunto tiene toda la pinta de que, por un lado, o por el otro, la situación puede resultar igualmente desfavorable, pese a que todas las culpas le caigan al candidato republicano, por lo que nada más queda cruzar los dedos para que, llegado el caso, el ganador apele a su sentido de humanidad, pues de otro modo estará yuca la cosa.