HOSPITAL ESCUELA, EN CUIDADOS INTENSIVOS
La supervivencia en el Hospital Escuela se ha vuelto más difícil que verle la sombra al viento, algo que sufren, cada uno a su manera, tanto el personal médico y administrativo como por supuesto los pacientes, a quienes el porrazo les cae aún más duro por culpa del molote imperante, que se ha agudizado durante la gestión de Carla Paredes en la Sesal.
Tan apocalíptico es el escenario que adentro no funciona ni el techo, que sucumbe con cada tormentilla sobre la capirucha y convierte los pasillos en riachuelos por donde el personal y los pacientes deben navegar para ponerse a resguardo. “Ha habido una pésima administración” reconoce José Girón, exsindicalista del hospital.
La decadencia es tan terrible que ni siquiera funcionan los quirófanos, pese a que el presupuesto del centro asistencial es de nada más y nada menos 2,700 millones de pesos, que sabrá Dios qué hacen con ellos. “Estamos operando a adultos en quirófanos de niños” lamentó el doctor Darío Zúniga, de la asociación de médicos. Una situación que roza lo absurdo, pues la misma administración “nos dijo que el dinero estaba ahí” asegura Martín García, vice del sindicato.
Encontrar una silla de ruedas o una camilla en condiciones es casi un milagro, y no digamos el pago puntual tanto a los doctores como a los administradores, a quienes ni siquiera les pueden comprar una miserable guillotina para cortar papel y ahorrarse tener que pasar horas y horas con una tijera en la mano.
La crisis es total, coinciden todos, y pese a que siempre estuvo ahí desde la inauguración del inmueble en 1977, comenzó a empeorar a un ritmo casi vertiginoso desde que la UNAH se hizo cargo del tamal en 2014, pese a que en el camino hubo también una Comisión Interventora que tampoco dio bola, como era de esperarse.
Pero, si bien es cierto estamos hablando de un cagadal casi endémico, también lo es el hecho de que en los últimos do años y medio la cosa se ha puesto color de hormiga, pues pese a las evidentes necesidades, que son un cachimbazo, los gurús que administran el hospital apenas han ejecutado 81 de los 2,700 millones del presupuestón, y eso es algo que no se puede justificar de ningún modo.