A COBRAR MANDADOS
De algo tenía que servirle a Redondo haberse pasado los últimos dos años y medio siendo el perrito guardián y faldero de Libertad y Refundición, partido que ahora, como agradecimiento, lo juramentará e incrustará en su planilla como primer candidato a diputado de todas sus corrientes políticas en Cortés.
Una recompensa sin duda merecida, pues no cualquiera es capaz de despojarse sin sentimentalismos de toda su honorabilidad y vergüenza por una causa, que, aunque perdida, sigue siendo comprensible, pues resulta evidente que reporta buenísimos dividendos a quienes la apoyan a ciegas.
Se trata, sin embargo, de algo que abre una caja de Pandora en el partido de gobierno: ¿Por qué a Luis Redondo sí y a Rasel Tomé no? Y es que, si hablamos de méritos, el precandidato de “Morena” tiene muchos más, pues pese de haber llegado mucho antes que el rechoncho, ha debido tragarse el desprecio con que sus correligionarios del ala oficialista lo han tratado para favorecer a Rixi.
¿Cómo es posible entonces que a un recién llegado le concedan todos sus caprichos y a Rasel, que es uno de los fundadores de la causa refundacional, ni siquiera sean capaces de atender sus quejas cuando respinga por el favoritismo descarado hacia la ministra, pese a ser ambos del mismo partido y tener las mismas aspiraciones?
Una pregunta cuya respuesta es más que obvia, aunque no la digan, ya que a leguas se nota la disparidad de criterios triste y penosamente favorables al oportunista Redondo, e irremediablemente contrarios a la fidelidad siempre demostrada por Tomé.