QUE LES DÉ VERGÜENZA A LOS DE ACÁ
Con dos bitcoins, el presidente guanaco, Nayib Bukele, ya hizo más por Honduras que la inmensa mayoría de funcionarios catrachos, en especial los que maman ahora de la teta del Estado, pues esa fue su donación al japonés Shin, que hace un par de días llegó por allá desde Guatemala, y antes desde México, en una carrera semisuicida para recaudar billete y reparar con él las escuelas que debería reparar el gobierno de la refundación.
Porque de este lado de la frontera la prioridad sigue siendo engramillar canchas de fútbol, que ciertamente requieren más pisto que los 3 millones y pico de lempiras que equivalen las criptomonedas donadas por Bukele al nipón, a quien dio la noticia en vivo a través de TikTok, tras culminar este uno de los tramos de su travesía por El Salvador.
“Eres una gran persona e inspiras a mucha gente, no solo en Honduras sino en todos los países que has tocado, incluyendo al nuestro” le dijo el dictador más ‘cool’ del mundo al influencer, que reaccionó diciéndole que él “ha enseñado a muchas personas que no existe un sueño demasiado grande”. Es decir, un duelo de poder a poder, de carisma a carisma, dando y dando.
Un carisma que definitivamente escasea entre la clase política gobernante catracha, a la que debería caérsele la cara de la vergüenza al ver lo logrado por un japonés que día tras día les da una lección de nobleza, perseverancia, humildad y amor verdadero por un país que no es el suyo, pero al que ama como si lo fuera, porque más allá de sus logros, que son un cachimbazo, está la intención, que es infinita.
“Estoy seguro de que puedo ayudarte a cumplir tu meta, y aunque veo que ya casi lo lográs, las metas siempre se pueden ir subiendo para ir ayudando a más gente”, le dijo además Bukele, dejando caer una pincelada de su calidad humana, que es otra cualidad extinta en el organigrama refundacional, donde lo que predomina es la malicia, el rencor y el resentimiento.