EN GUERRA AVISADA NO MUERE SOLDADO

Ya le avisaron al canciller refundidor, Enrique Reina, que no ande mucho de zampalimones defendiendo a sus patrones del familión, porque el día menos pensado los van a mandar a traer los gringos “por sus innumerables vínculos con el crimen organizado y represión contra los hondureños decentes y de bien”.

El del aviso fue el congresista gringo Carlos Giménez, que junto con su compatriota María Elvira Salazar se reunieron este lunes en Miami con una comitiva de la oposición catracha, encabezada por Nasralla y la cachureca María Antonieta Mejía, quienes le cantaron serenata al gobierno de la refundición mediante una conferencia de prensa sin pelos en la lengua.

Y como Reina a lo mejor cree que le van a heredar un día de estos el imperio, metió la cuchara a través de X criticando el encuentro al que catalogó como “acto meramente personal e ideológico”, que representa según él una clara “intromisión en el proceso electoral” catracho.

“Eso en los Estados Unidos es un acto muy grave, incluso considerado un delito. Como lo fue también el apoyo que dieron a la narcodictadura de JOH en los fraudes de 2013 y 2017” reaccionó el activista canciller, a lo que el senador respondió: “No se preocupe señor esbirro, ya puede volver a congraciarse con su amo la narcoautoritaria Castro de Zelaya”.

El duelo de personajes supone un nuevo tropezón diplomático del canciller catracho, que no ha parado de defenderse de la supuesta intromisión a la que, según él y los suyos, tienen sometida los gringos al gobierno de sus amos; algo que les ha servido a sus correligionarios como excusa perfecta para marcar distancias con el Tío Sam y denunciar de paso el tratado de extradición.

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