FMI SE DESPIDE AMARRANDO ACUERDOS
El FMI dio carpetazo a las dos revisiones semestrales del acuerdo que mantiene con la refundación desde el año pasado, anunciando que estos aprobaron las dos revisiones que les hicieron y podrán ahora echar mano de más o menos 240 millones de billetes verdes en financiamiento; una pseudo buena noticia que sin embargo va con trampa, porque conociéndolos cómo son, fijo van a seguir endeudando al país hasta las trancas.
En otras palabras, los compas se fueron dejando a resguardo sus intereses y obligando con ello a los eruditos económicos del gobierno refundidor a cumplir a rajatabla sus “recomendaciones” como devaluar el lempira, por ejemplo, que ya se puso a más del 25×1 con el dólar, algo que traerá más inflación y más intereses bancarios.
Una devaluación reconocida por el propio FMI en su resumen, y que servirá, según ellos, “para respaldar la demanda de activos en lempiras” y “lograr una posición externa saludable y sostenible” que los refundidores aceptaron sin rechistar, porque se encontraron en un callejón sin salida propiciado por no priorizar la producción nacional, que “hizo crecer el déficit comercial”, según les recordó el empresario Eduardo Facussé en X.
Y es que, según Facussé, el pecado no fue utilizar las reservas para mantener el tipo de cambio, si no fue hacerlo sin impulsar las políticas públicas necesarias para hacer avanzar la producción local y reducir o eliminar ese déficit, lo que consecuentemente pegará el porrazo en las micro, pequeñas y medianas empresas, que con las que menos capacidad tienen de absorber trancazos adicionales.
Pero como son los refundidores gente de poco análisis con perspectiva; o, mejor dicho, gente de mucha palabra sin conocimiento previo, rapidito salió su jauría de lacayos, alentada sobre todo por el primogénito presidencial, Héctor Zelaya, a jactarse de que, según él, el acuerdo “no le gustará a las aves de mal agüero y a los gorgojos de turno”, porque se limitó el muchacho a leer por encimita y no se adentró en lo esencial, sencillamente porque no lo entiende.