ANTES MALO, AHORA BUENO…

La magia del lempira y la economía bajo el hechizo presidencial

Cuando Xiomara Castro estaba en la oposición, una de sus consignas favoritas era detener la devaluación del lempira frente al dólar.

 “¡Hay que parar la devaluación de la moneda! No es posible que estemos en 24 lempiras frente al dólar, eso es inaceptable”, clamó indignada en un foro televisivo en enero de 2017, como si hubiera encontrado la solución al deslizamiento del desplumado lempira.

Avancemos siete años, y la presidenta Castro se encuentra del otro lado del micrófono, pero, curiosamente, la historia del lempira ha dado un giro inesperado.

En las últimas semanas, la moneda hondureña ha sufrido una nueva devaluación, acumulando más de 30 centavos adicionales frente al dólar. Ahora, un dólar vale 25.0010 lempiras. ¡Qué ironía! La devaluación que antes se calificaba como “inaceptable” ha encontrado un nuevo y misterioso encanto.

El ajuste en el tipo de cambio parece haberse convertido en un ingrediente indispensable para acceder a los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Será que el lempira tuvo que sacrificarse en el altar de la estabilidad macroeconómica? O, tal vez, en el mundo de la política, aquello que antes era inaceptable se vuelve necesario cuando uno ocupa la silla presidencial.

Quizás, la próxima vez que el dólar suba de precio, también sea culpa de los astros, de la geopolítica, pero, al parecer, nunca de las decisiones tomadas desde el gobierno. Qué giros inesperados da la economía cuando se ve desde el Palacio, un giro de 360 grados.

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