RASEL SOÑÓ HÚMEDO

El diputado Rasel Tomé amaneció este martes reconociendo que soñó con los viejos tiempos en los que repartía patadas a lo loco, instruido en el noble arte de la refundación. Concretamente con aquel 21 de enero del 2022, cuando a fuerza de trompadas él y los suyos impidieron la legítima juramentación de Jorge Cálix como titular del Legislativo.

“Gracias a Dios y a la fuerza del espíritu del prócer Francisco Morazán me levantaron por lo aires, acompañado de la dignidad del sacrificio de nuestros mártires” escribió en X, haciendo referencia a la ya mítica patada que se aventó saltando desde el estrado principal del salón legislativo buscando el pecho de los que en ese momento custodiaban a su correligionario Cálix, ahora en el bando colorado.

Un acto “patriótico” según Rasel, que sin embargo propició la posterior llegada del ilegal Luis Redondo Guifarro a la titularidad del Congreso, cargo al que se aferró, como un indigente se aferra a su pan, contra la voluntad de muchos y contra la directriz de la mismísima ley, cobijado por el puñalero remanso de una refundación a la que no tardó en adherirse, como el buen lacayo que es.

Una desgracia que, según Tomé, fue más bien un acto que sirvió para parar en seco a las “élites oligarcas” que eran las que dizque empujaron la intentona calixta, y que rescató a ese poder del Estado de las “fuerzas oscuras y mafias de poder” que según él lo tienen sometido y querían “seguir controlando lo que le pertenece al pueblo”.

Se trata de un sueño un tanto extraño el del diputado refundidor, que humedeció casualmente con el primer albor del ratificado pacto de impunidad en la Corte, con el que se vio favorecido de refilón por sus expedientes pasados, que ya no serán obstáculo para seguir pataleando, para seguir soñando con que la razón es suya.p

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