OCHO HOSPITALES: ¿REALIDAD O ALEGRÓN DE POBRES?
En un acto solemne donde se agradeció profundamente a Corea del Sur por la donación de cinco ambulancias, la presidenta de la República, Xiomara Castro, aprovechó para reiterar, una vez más, que su gobierno está construyendo ocho hospitales y cinco centros neonatales.
Sí, lo leyó bien: ocho hospitales nuevos, aunque algunos hondureños todavía se preguntan si tendrán médicos, medicinas, o si se convertirán en imponentes monumentos vacíos. Dicen que disculpen la incredulidad, pero basta ver el Hospital Escuela y todos los demás centros sin medicinas ni personal suficiente y una maraña de problemas.
En su discurso, Castro agradeció el “gran apoyo” de Corea del Sur, destacando la hermandad de más de 60 años entre ambas naciones, mientras entregaba las ambulancias a cinco municipios. Estas unidades, según se informó, vienen a reforzar el deteriorado sistema de salud hondureño, sobre todo en el interior del país donde con carros pailas muchas veces resuelven la falta de ambulancias.
Pero lo que realmente acaparó la atención fue su anuncio sobre los “avances sin precedentes” en la construcción de ocho hospitales. Un hecho que, según la presidenta, está transformando la salud pública de Honduras. Las promesas suenan bien la realidad es otra.
Hospitales en Choluteca, Tocoa, Salamá, y otros más, que seguramente darán de qué hablar. Pero la gran duda persiste: ¿serán hospitales funcionales o meras estructuras de concreto donde las moscas pasarán consulta?
A esto se suman los cinco centros neonatales que estarán destinados a la atención de mujeres embarazadas y recién nacidos. Ojalá que esos centros no terminen solo con paredes pintadas y sin médico personal, porque el historial de hospitales sin medicinas, enfermeras ni doctores en Honduras ya es bastante preocupante.
Estamos haciendo un esfuerzo titánico con el respaldo del gobierno de Corea del Sur”, aseguró Castro. Mientras tanto, los hondureños cruzan los dedos, no solo por las ambulancias que llegaron, sino porque esas promesas hospitalarias no se quedan en los planos y discursos políticos.
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