FILAS DE LA VERGÜENZA

Tras el feriadón de nueve días que la refundación recetó a la mayoría de sus matasanos en los hospitales públicos, la cantidad de pacientes que se amontonaron este lunes en las afueras de los centros asistenciales hizo sonrojar a medio mundo, excepto a los funcionarios del gobierno, que ya se sabe que carecen de vergüenza alguna.

Porque mientras algunos pobres catrachos atravesaron medio país para ser mal atendidos, la ministra de Salud, Carla Paredes, sigue priorizando enchambar a su clientela familiar y echarse de vez en cuando un bailecito para aparentar ante el público que todo fluye de maravilla en el sector Salud.

Un sector Salud al que, pese a sus evidentes carencias, le sigue faltando de todo, mientras desde Presidencial solo saben decir “no hay pisto” cuando se remendar la podredumbre se trata, pues ya se sabe que cuando alguno del familión se pone malito, son los hospitales del imperio los que los reciben con los brazos abiertos.

Tanto el Hospital Escuela, como el Mario Mendoza, el San Felipe y el Seguro Social en la capirucha, lucieron abarrotados de pobres almas en busca de, aunque sea una aspirina, con unas filas en sus alrededores solo superadas en longitud por la lengua de quienes quieren tapar el sol con un dedo en la Sesal.

Y de remate, cuando los “suertudos” llegaron finalmente a ventanilla, les salieron con la barrabasada de que no hay las medicinas que ocupan, porque se entiende que la prioridad en estos tiempos de refundación nacional es cimentar las bases del catastrófico socialismo a través de una campaña política con la que pretenden amarrar su dinastía.

Share via
Copy link