CHINITOS DICEN QUE PRONTO HABRÁ TRATADO
El embajador de China en Honduras, Yu Bo, anunció con entusiasmo que el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países “ya está en la fase final”. Pero, ojo, no vayamos a sacar las trompetas todavía, que, según los expertos, este tratado tiene más pinta de ser una hoja de papel llena de promesas que un tamal bien relleno de beneficios para Honduras.
“Con los esfuerzos de ambas partes culminaremos esta negociación pronto”, dijo Bo, como quien promete que el pastel está a punto de salir del horno, pero no menciona que lleva más de seis meses sin prender el fuego.
Mientras tanto, el sector privado hondureño, representado por los pesimistas del sector privado, andan diciendo que las negociaciones están más estancadas que el tráfico en el bulevar Suyapa en pleno carnaval de Tegucigalpa. La sexta ronda de negociación fue allá por julio, y aunque el gobierno hondureño anunció con bombos y platillos una séptima ronda en la capital, la fecha parece haberse perdido en algún cajón burocrático.
Ahora, el embajador chino asegura que este TLC traerá “beneficios tangibles y concretos”. Claro, concretos como los ladrillos, porque si la cosa sigue como va, los únicos que se beneficiarán serán las fábricas chinas, mientras que Honduras quedará mirando cómo se nos va la balanza comercial más desequilibrada que una bicicleta sin rueda.
Y es que, vamos, nadie aquí está diciendo que Honduras es el competidor soñado para el mercado chino. Con nuestra modesta capacidad industrial, eso de entrar a competir con el gigante asiático suena tan realista como que ganemos una medalla en los Juegos Olímpicos de Invierno.
En fin, tal vez los chinos nos den una sorpresa y este TLC resulte ser el boleto dorado para nuestra economía. Pero, por ahora, la duda sigue en el aire, y en lugar de tamales, lo que vemos es más hoja suelta de negociaciones y discursos diplomáticos.