VERDADES INCÓMODAS
El padre Ismael Moreno, mejor conocido como el padre Melo, se ha convertido en todo un orador de los tiempos modernos. Durante la misa de cuerpo presente del ambientalista Juan López, asesinado el 14 de septiembre de 2024 en Tocoa, Colón, el sacerdote no solo soltó algunas verdades incómodas, sino que, de paso, dejó claro que la política en Honduras no necesita subtítulos: la violencia ya lo dice todo.
“Logró vencer la cárcel, logró vencer a tribunales corruptos, pero el asesinato de Juan López fue un asesinato político”, declaró el padre Melo, en lo que fue una homilía que debió haber hecho temblar a más de un funcionario en su silla. Aunque claro, por lo visto, en Honduras los funcionarios tienden a tener un nivel de temblor cercano al cero.
Lo que pasa es que a muchos ya no les queda ni un poco de conciencia pues son tan sinvergüenzas que ya por un oído les entra y por otro les sale.
Eso sí, si el asesinato de un defensor ambiental no les quita el sueño, al menos tienen que enfrentarse a la contundente verdad de Melo: “Nos quieren aterrorizados y callados”.
La multitud reunida en la parroquia San Isidro dejó claro que, aunque las balas hagan su trabajo, el miedo no los derrotará. Con un “¡no!” que retumbó entre las paredes de la iglesia, respondieron a la pregunta que el sacerdote lanzó al aire: “¿Nos vamos a dejar derrotar por la decisión de los criminales?”.
Mientras ocho sacerdotes concelebraban la misa, los asistentes levantaban pancartas y entonaban consignas cargadas de una verdad dolorosa: “El Estado te mató porque no te protegió”. Aparentemente, el único mecanismo que funciona a la perfección en Honduras es el de la indiferencia estatal. Juan López no fue el primero, y si el patrón sigue su curso, tampoco será el último en caer víctima de la desprotección calculada del gobierno.
El padre Melo dejó en claro lo que muchos piensan y pocos se atreven a decir: este no fue un simple asesinato. No, aquí no hubo una mala coincidencia o un desafortunado incidente. El asesinato de Juan López fue una decisión política; una decisión envuelta en la misma cobardía que pretende silenciar las voces que se alzan contra la destrucción de la tierra.
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