DESPEDIDA DEL INIGUALABLE OSWALDO RAMOS SOTO

Este mediodía, el país se sumió en un mar de emociones al conocerse el fallecimiento de uno de sus más ilustres personajes: el exdiputado, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y expresidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Oswaldo Ramos Soto. A los 77 años, este “gran líder del Partido Nacional” decidió que era el momento de descansar, dejando a su paso un legado que bien podría llenar una biblioteca… o varias.

Ramos Soto, quien el pasado 6 de agosto sufrió una complicación cerebrovascular que lo mantuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos, finalmente decidió tomarse un merecido descanso. Dicen que su cerebro, ese “privilegiado” y “brillante” órgano que lo convirtió en una enciclopedia viviente, decidió que ya era hora de pasar de la lectura intensiva a una eterna siesta.

Tomás Zambrano, jefe de bancada del Partido Nacional, fue uno de los primeros en lamentar la partida de este “gran hijo de la patria”. Zambrano aseguró que, con la partida de Ramos Soto, el país pierde a un pilar del conocimiento y la sabiduría, un hombre cuya mente prodigiosa habría podido competir con cualquier biblioteca nacional, pero que, lamentablemente, decidió que ya había leído suficientes tomos en esta vida.

Las muestras de pesar no se hicieron esperar, y no es para menos. Políticos, abogados, y hasta aquellos que solo lo conocieron por las anécdotas, coinciden en que Ramos Soto deja un vacío que ni la más extensa colección de libros podría llenar. Fue un militante del Partido Nacional, pero más allá de la política, fue un ejemplo de cómo un hombre puede convertirse en un compendio de sabiduría, anécdotas, y experiencias, todo ello resumido en una sola persona.

Pues los deseos de sus admiradores y sus seres queridos es que, ya esté reorganizando la biblioteca celestial para asegurarse de que todo esté en su lugar. Descanse en paz, don Oswaldo, y que su legado perdure.

 

 

 

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