INVERSIÓN EN LAS HONDURAS
Honduras se despierta este lunes con una resaca monumental, no por una fiesta de desenfrenada, sino por el impresionante salto al vacío que decidió dar al abandonar el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI).
Así es, mientras el resto del mundo empresarial se aferra a su seguridad como si de un chaleco salvavidas se tratara, Honduras ha decidido que es hora de nadar entre tiburones sin siquiera una boya de flotación. Y así la inversión se hunde en las honduras, sin seguridad.
Oficialmente, ayer domingo, el país dijo adiós al CIADI, el foro que hasta ahora había sido el ring donde gobiernos y empresarios se lanzaban golpes con reglas y un árbitro que aseguraba que nadie mordiera una oreja. ¿El motivo? Bueno, según el gobierno hondureño, el CIADI favorece demasiado a los empresarios y no les da una oportunidad justa a los gobiernos.
Honduras ha decidido que ya no necesita ni árbitros ni reglas. ¡A viva voz y a pura garra!
Ahora, los inversionistas que aún no hayan huido despavoridos tendrán que enfrentarse a la dura realidad: cualquier disputa que surja en este paraíso tropical deberá resolverse, no en un foro imparcial y respetado, sino quién sabe dónde.
Diversos sectores ya han comenzado a afinar sus violines para tocar la triste melodía de las repercusiones: un impacto reputacional tan devastador que ni la más optimista de las publicidades logrará disimular. Porque, aunque se diga que “la publicidad mala es mejor que ninguna publicidad”, en el mundo de las inversiones, eso no podría estar más lejos de la verdad.