SE BAJARON EL CANASTO

Habrá que ir quitándole el teléfono al máximo representante de la política exterior del gobierno de la refundición, el canciller Enrique Reina, al que, por andar de bufón, sudando calentura ajena en X, le acabaron pelando la cara delante de medio mundo, por moroso.

Quien lo ajustició a punta de caracteres fue, nada más y nada menos, que Jorge Cálix, el precandidato colorado que sin mucha paja lo invitó a mejor cerrar el pico para que no le entren moscas, recordándole la jarana que mantiene con él desde que pastaba en la llanura.

“Sería bueno que me pagaras lo que me pediste prestado para ponerte al día con el pago de la colegiación del Colegio de Abogados cuando te estabas postulando para magistrado del TJE”, le dijo, arrancando las carcajadas de gran parte de la comunidad tuitera.

Una bajada de canastos sin precedentes entre dos capos de la política barriobajera catracha, que en su afán de ganar notoriedad son capaces de eso y más. “Llegaste con falsa humildad a mi oficina buscando auxilio; ahora, la soberbia del poder y del dinero te hacen atacar a quien alguna vez te ayudó a pagar tus deudas y a salir adelante”, le restregó.

Todo ello por andar el canciller de sapo y bocón, luego de que Cálix criticara al ministro de Defensa refundidor por reunirse con su homólogo venezolano, Vladimir Padrino, justo cuando en Venezuela las cosas están tan peludas que al propio Vladimir lo andan acusando hasta de torturador.

Pero ese es tema aparte, porque el caso es que el canciller, recogiendo los tucos de su dignidad del suelo, reconoció la mentada deuda, que según él no había pagado por haber estado en el exilio, pero que tampoco pagó en los dos años y medio que lleva masticando la guayaba. “A mucha honra no tenía recursos dilapidados del Estado cuando fui funcionario y me fui al exilio y en la campaña de 2013”, dijo.

Y a partir de ahí, más penita ajena: “Yo no he recibido fondos de las élites, de empresarios corruptos ni instituciones del estado que sean intervenidas por corrupción, ni de gobiernos extranjeros para venderme por un cargo de elección y para hacerle favores”, agregó, cuando lo más inteligente hubiese sido reconocer la sopapeada y llamarse al silencio.

Pero es que Cálix no es un contrincante menor cuando se incendiar las redes se trata, ya que de volada lo terminó de reventar cuando le preguntó: “¿Cómo hacemos? ¿Te mando mi número de cuenta o te acordás de dónde queda mi humilde bufete?”, a lo que el canciller no le quedó de otra que pedirle el número de cuenta para aflojarle el billete y salir del apuro, pues ahora sí que carga las varas.

“Comunidad internacional, qué pena que tengan que saber que el canciller de este gobierno no solo es aliado de la narcodictadura venezolana, sino que también se hace el ‘dé a peso’ con sus deudas”, le soltó al final, como colofón a una humillación sin precedentes en la historia moderna catracha.

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