CON ROLAS, A LA VIEJA USANZA
El juramentado Salvador Nasralla se ha abrazado a una estrategia más propia de los años noventa para potenciar su precandidatura en pleno 2024, con la utilización en su campaña política de varias rolas reinterpretadas de modo regulero pero igualmente pegadizas, con las que busca seducir al liberalismo asolapado que aún existe tierra adentro.
Durante su juramentación el martes en la sede colorada en la capirucha ya mandó a sus DJ’s a sonar tres de ellas, sin que se sepa aún si sorteó legalmente los derechos de autor, si es que lo hizo. Una duda que quedará en el aire y que, sin embargo, se compensa con la certeza de la vergüenza ajena que da escuchar las composiciones.
La primera de ellas, la archiconocida rola de los suecos ABBA, pero en su versión castellana: “Chiquitita”, cuya primera estrofa fue parafraseada con: “Yo te quiero y sabes muy bien, yo te sigo a donde vayas” en vez de la original “Chiquitita, dime por qué, tu dolor hoy te encadena”, que obviando el dolor de estómago que da escucharla, no se le puede negar su potencial para arrasar entre el electorado de la Honduras de allá, que es donde el hombre quiere rascar votos.
Y las otras dos son algo así como versiones caramelizadas de un cumbión remendado y un corrido vomitivo, rolas que deben pertenecer a grupos que, salvo los asistentes al Campo AGAS en junio, no conoce ni Dios todopoderoso en su infinita misericordia.
“En la tierra hondureña, bajo el sol ardiente, Nasralla alza su voz con pasión y mente”, reza el corrido, cuya sola existencia debería ser penalizada con 30 años en el mamo sin derecho a fianza, pues no hay manera humanamente posible de escucharla sin acabar con migraña.
Y la otra, el cumbión, que da cuenta del lema de campaña del exdesignado: “Sumar, unir y vencer”, seguido del “con Salvador al frente sí se puede hacer”, que sintonizarla a mediano volumen es algo así como el equivalente a morir en vida.
Pero bueno, allá cada quien. Y si cree el hombre que así aumentará sus posibilidades, llegando al oído de la indiada a pura rola provinciana, habrá que desearle mucha suerte, pues solo el tiempo dirá si la vergüenza ajena que nos está haciendo pasar le ajustará para lograr su cometido.
Dale play y escuche las “rolitas”