RIXI, PREPOTENTE Y A LA DEFENSIVA

Muchos la estaban esperando y ella no defraudó; la precandidata de la refundición, Rixi Ramona Moncada, decidió poner fin a su distanciamiento con los medios de comunicación y desembarcó en Frente a Frente para despejar las dudas y confirmar las sospechas en torno a su figura, demostrando en horario ‘prime’ que es una impopular de cuna, de sangre y de manual, por más que se crea cercana a una militancia que la desprecia.

Ante un Renato en modo inquisidor, como debería ser la norma, respondió ella a varios temas con los que acabó enseñando su saya de activista y confirmando las carencias evidentes de alguien que aspira gobernar para todo un pueblo, pero solo piensa a favor de una parte de él, que tampoco es tan grande.

Pero vamos por partes, porque de entrada le tocó a Ramona defenderse de quienes la señalan por enchufada, pues no son pocos los que creen, incluso en las entrañas de la refundación, que está ella en el puesto porque Mel así lo quiso y no necesariamente por sus aptitudes. “No soy impuesta”, respondió, sustentando su versión en el hecho de que en el bando refundidor “hay cinco movimientos internos que me están postulando” y eso no puede ser casualidad.

Y si la están postulando será por algo, según ella, pues pese a que todo mundo sabe que nació y creció en cuna de oro, se jacta de venir “de abajo”, sintiéndose parte del populacho: “Yo soy pueblo en resistencia, me siento simplemente una ciudadana, una persona de origen popular que siente y lucha y lo seguirá haciendo hasta el último día de mi vida al lado del pueblo”; un discurso al que solo le faltó rematar con un “hasta la victoria siempre” para redondear la mañana.

Hasta ahí, todo transcurría según lo esperado, que para el caso de Rixi siempre será poco. Pero aun así decidió ella dar una vuelta más a la tuerca, ya que al no tener virtudes con qué presumir, optó por pasar al ataque cuestionando al liberalismo por haberse reforzado con Nasralla y Cálix, calificando a ese instituto político como un “partido fracasado”, que tuvo que salir “a buscar sus candidatos en otro lado porque no tiene”.

Un ataque que, más que una afrenta significó un piropo para los colorados, porque significa que desde el bando refundidor los ven como el enemigo al que vencer. Un ataque, además, que Rixi personalizó contra sus ahora contrincantes políticos, ya que según ella, Nasralla y Cálix se fueron del bando refundacional “porque nunca fueron de la resistencia”, y todo con la intención de “volver al bipartidismo” y aliarse “a la corrupción público-privada y a la narcodictadura”.

Que ya se hacía raro que a esas alturas no hubiera hecho ella aún ninguna referencia al pasado, aunque insistió en que lo de la narcodictadura “no es un discurso, son hechos”, y todo lo que a ese bando se adhiera es parte del problema y no de la solución, si es que la hay.

Pero quizás notó que había incendiado demasiado el ambiente con sus declaraciones, por lo que apagar las llamas era ya necesario, porque de inmediato se trepó ella al palo del pacifismo cuando se le cuestionó por la barrabasada dicha días atrás por su hermano Mario, quien pidió darle machete a los colorados; algo que Rixi calificó simplemente como “un error”.

“Nosotros somos pacíficos y lo hemos demostrado a lo largo de la historia”, se defendió después, con el increíble mérito de haberlo dicho sin reírse, pues no hace falta más que dar un medio repaso a la actualidad nacional para ver a los colectivos de su partido poniendo todo patas arriba, con incendios y protestas aquí y allá.

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