LA REFUNDACIÓN DA UN ZARPAZO A LA IGLESIA
Sin hacer mucha bulla y siempre fieles a su estilo de clavar las puñaladas por la espalda, la refundación nacional avanza, ya sea a costa de un pueblo al que han sometido al runrún de sus casacas, o a costa incluso de la mismísima iglesia, a la que recientemente le dieron un zarpazo del que poco o nada ha trascendido a nivel mediático.
Y si no ha trascendido ha sido bien por mero desconocimiento, o porque ellos mismos han evitado que trascienda, porque con su política del resentimiento se han llevado por delante a católicos, evangélicos, mormones y adventistas por igual; o lo que es lo mismo: se llevaron por delante a las familias catrachas que éstas representan.
Y es que valiéndose de La Gaceta para hacerlo formal e irreversible, derogaron ellos, sabrá Dios con el apoyo de quién, cuatro convenios migratorios con los que dejaron a los religiosos silbando en una loma, pues tienen que ver con las capacidades que hasta ahora facultaban a éstos “para efectos de prestar asistencia y facilidades migratorias a las solicitudes de permisos especiales de permanencia” en el país a razón de los “servicios prestados de las personas extranjeras que pertenecen a la iglesia”, según se lee en el Acuerdo No. 158-2024 publicado en el diario oficial.
En tal sentido, la iglesia quedará manca, sin poder comparecer en situaciones de humanitarismo con el prójimo más desfavorecido, y sus atribuciones ya derogadas pasarán ahora a manos del Instituto Nacional de Migración, que será el que resuelva o apruebe a partir de ahora los convenios con las asociaciones religiosas.
Es decir, hablando ya en buen caliche, que la agenda ideológica de los refundidores se va imponiendo de manera forzada en algunas vainas, y de modo disimulado en otros; dejando notar que nominan a la perfección todas las salidas que requieren sus mandracadas, de las que pretenden no dejar rastro.